Mucho me ha llamado la atención el analizar sobre el tipo de vida que llevamos la mayoría de las personas (me incluyo porque era víctima de la misma corriente social no hace mucho).
Ahora bien… desde pequeños tenemos un gran problema en la educación que recibimos tanto en el hogar como en los medios sociales a los que asistimos, escuela, cursos, grupos de amigos o familiares. La desinformación financiera está a la orden del día, pues es mucho más fácil «no saber» que sentarse 10 minutos al día a leer y «aprender» pff mucho mas fácil!! Cuando tenemos la edad suficiente para comenzar a desarrollar alguna actividad económica, sea esta; trabajar, abrir un pequeño negocio, local o emprender un proyecto que nos pueda hacer ganar dinero, nuestra falta de educación financiera nos conducirá indudablemente a adquirir una deuda.
Y es que no es causalidad, todo el sistema monetario en el que vivimos se basa en la deuda, el dinero se crea de la nada, pero eso lo hablaremos en otro tema.
Los bienes materiales comienzan a llenar ese espacio emocional que adquirimos al encontrarnos atrapados y esclavizados en nuestro ritmo laboral. Sin embargo nos vemos limitados por los números. Y es aquí donde entran nuestros «amigos» los BANCOS, estas entidades que llegan como un timador profesional (como tal lo son!! ) y nos ofrecen tarjetas de crédito las cuales podemos usar para comprar «cositas» a plazo.
La sensación de comprar algo usando la tarjeta de crédito y no pagarla de inmediato es sólo una ilusión pues se convierte en una especie de motivante para comprar, sumando lo compulsivo que es el ser humano por naturaleza compra tas compra nos vamos haciendo de una deuda considerable.
Al mes llega nuestro estado de cuenta (ahora se puede checar por internet en tiempo real) y se nos muestra una cantidad «minima» a pagar lo cual comprende únicamente intereses y un poquito del dinero que realmente le debes al banco.
Esto no es ciencia, es algo tan fácil y sencillo que muchas personas ignoran por lo cómicamente fácil que resulta leer un estado de cuenta de una tarjeta de crédito, sin embargo ¿Por qué hacemos caso omiso de ellos? Pues porque no tenemos tiempo para hacerlo, y claro este placer temporal que nos dio aquel par de zapatos deportivos de marca nuevos o aquel vestido que probablemente ahora estén guardados en el closet y que aún no los terminamos de pagar, se ha acabado y ahora se ha convertido en una carga más para nuestra vida llena de estrés.
Después de un tiempo se suman las deudas del coche, la hipoteca, y miles de tiendas departamentales que ofrecen sus créditos, sin contar aquellas ofertas en el banco de prestamos personales y demás.
Al fin de un año podemos quedar endeudados de por vida. Ya que hemos gastado mucho más de lo que podíamos pagar y por supuesto mucho más de lo que necesitamos.
Todas esas cositas que has acumulado no te han hecho mejor persona, lo has hecho sólo para impresionar a gente a la que no le interesas, gente que incluso manejes el mejor auto no cambiará su manera de pensar de ti.
He visto que la motivación e impulso por comprar cosas a veces está muy alejado de la felicidad, pues es momentáneo el gusto y nuestras razones son efímeras, cargadas de envidia y de prepotencia, esto es lo que debemos evitar.
¿Cómo salir de las deudas?
Ya estás inmerso ahora vamos a salir!
Ve esta error como una oportunidad, un reto, si aprendes a ser disciplinado y logras salir de deudas serás mejor persona, aprenderás a administrar tu dinero y sobre todo podrás deshacerte de todo ese estrés y llevar un vida más tranquila.
1. Descubre tu capacidad de ahorro.
Lo primero que debes hacer es separar por lo menos 10% de tus ingresos mensual. ¿Crees que no puedes lograrlo? Revisa cuánto destinas al gasto hormiga como cafés matutinos, cigarros o salidas con los amigos.
No se trata de que dejes de divertirte, pero sí tendrás que hacer algunos sacrificios para lograrlo.
«Un aspecto que siempre debemos tener claro es que todos podemos distribuir nuestro gasto como queramos, pero si dedicamos más dinero a algunos rubros, tenemos que aprender a limitados en otros», dijo Patrick Lassauzet, vocero de la empresa Resuelve tu Deuda.
2. Enlista tus deudas
Enlista todos tus pasivos. Por cada una de ellos debes hacer la siguiente operación: el monto de la deuda entre la mensualidad o el pago mínimo. El resultado son los meses que tardarás el liquidar la deuda.
3. Ordénalas y asígnales un número
Pon en primer lugar la deuda que requiera el menor tiempo para pagarse de acuerdo con la operación anterior.
4. La fórmula mágica
En el caso de la deuda número uno, paga el mínimo más el 10% que lograste ahorrar con tu recorte de gastos. Repite este paso hasta que liquides el totalmente tu primera deuda. Mientras tanto, es muy importante que no suspendas el pago mínimo del resto de tus deudas.
Aunque generalmente se recomienda evitar el pago mínimo al máximo, en este caso se recurre a él bajo el supuesto de que no puedes hacer un pago mayor.
5. Pasa a la siguiente
Ahora que ya no tienes la deuda número uno, debes pasar a la deuda número dos. A este pasivo debes destinar el pago mínimo, más el monto que realizabas para la deuda uno (pago mínimo más el 10% que obtuviste de tu recorte de gastos). Repite este paso hasta liquidarla.
6. Genera un ahorro permanente
Una vez cubiertas todas tus deudas, continúa ahorrando el 10% de tu ingreso y convierte el acelerador de pagos en un acelerador de ahorro.
Mis recomendaciones: Si tienes deudas, has lo posible por pagarlas, organízate, sal de este agujero que tú mismo has cavado. (Si has leído hasta este punto creo que deberías comenzar hoy mismo).
Deja de usar esas tarjetas, aprende a usar el dinero real, el tuyo, a ahorrar y deshazte de todas esas cosas que NO OCUPAS.
Si no tienes deudas aún, no las adquieras. Ahorra, invierte, conviértete en el dueño de tu propio dinero. Más adelante hablaremos sobre cómo usar el apalancamiento financiero el cual si que puede ser una deuda buena, pero hay que iniciar con nuestra educación para saber dominar algo así.
Sin más por el momento les deseo un excelente inicio de semana!